Ciencia sin imposiciones
Una ciencia que insiste en poseer el único método correcto y los únicos resultados aceptables es ideología, y debe separarse de la educación. Se la puede enseñar, pero sólo a aquellos que hayan decidido hacer de ella su superstición particular. Por descontado, toda profesión tiene derecho a exigir que sus adeptos sean preparados de una forma especial, e incluso puede exigir la aceptación de cierta ideología. Pero estas ideologías no tienen cabida en el proceso de educación general que prepara al ciudadano para desempeñar un papel en la sociedad. Un ciudadano maduro no es un hombre que ha sido instruido en una ideología particular, como el puritanismo o el racionalismo crítico, y que ahora arrastra esta ideología como un tumor mental; un ciudadano maduro es una persona que ha aprendido a formarse su propia opinión y que luego ha decidido a favor de lo que piensa que es más conveniente para él. Es una persona que posee solidez mental y que por tanto es capaz de elegir conscientemente la profesión que le parece más atractiva, en lugar de ser tragado por ella. Con el fin de prepararse a sí mismo para esta elección, estudiará las ideologías más importantes como fenómenos históricos; estudiará la ciencia como un fenómeno histórico y no como la sola y única forma razonable de acercase a los problemas, de modo que posea la información necesaria para poder llegar a una decisión libre. Una parte esencial de una educación general de esta clase consiste en familiarizarse con los propagandistas más famosos de todos los campos, de modo que el alumno pueda preparar su resistencia contra toda propaganda, incluida la propaganda llamada argumento. Sólo tras un proceso de endurecimiento semejante, el ciudadano será requerido para que se forme su opinión sobre el debate racionalismo-irracionalismo, ciencia-mito, ciencia-religión, etc. Su decisión a favor de la ciencia, suponiendo que la elija, será más “racional” de lo que es hoy día cualquier decisión a favor de la ciencia. En todo caso la ciencia y las escuelas deberían estar tan separadas como lo están hoy la religión y las escuelas.
0 comentarios