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Cierzo

Renovar los insultos

El hecho ocurrió el 14 de enero de 2008. En medio de una disputa, un trabajador llamó a su jefe “hijo de puta” porque éste se negaba a abonarle unas dietas cuyo importe ascendía a 400 euros. El gerente despidió al empleado por haberle insultado y, aunque en primera instancia el juzgado de Girona que se encargaba del caso consideró el despido procedente, ahora el Tribunal Superior de Cataluña dictamina que mentarle la madre a uno no es causa de despido y ordena la readmisión del empleado o el pago de 6.483 euros en concepto de indemnización. El juez considera que, siendo “hijo de puta” una expresión de lo más corriente en nuestro florido vocabulario, el despido es un castigo desproporcionado. Habrá, pues, que inventar otras palabras para ofender, porque de tan repetidas, las que tenemos van perdiendo su eficacia.

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