La perversión de lo correcto
Los criterios estéticos rigen el mundo y el epíteto "políticamente correcto" empieza a ser peligroso. Hemos dejado de lado los catecismos y libros de instrucción que dictaban qué hacer en cada situación planteada por la vida para ajustarnos a un criterio de corrección que, lejos de liberarnos, nos hace caer en la dictadura del cliché. Importa aquello que parece, no lo que es en realidad o lo que pretende ser. Si se cumplen las formas, el fondo es irrelevante.
Vivimos en un mundo donde cada forma, cada gesto, cada proceder tiene un significado tópico, estereotipado, sistematizado por el prejuicio, lo hemos creado para abarcar un mundo que corre más rápido que nuestra capacidad para digerir los cambios.
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