Las ignominias se pagan
De no existir el infanticidio y el feticidio femeninos, en Asia habría 90 millones más de mujeres. Abortos selectivos, malos tratos a niñas y mujeres o la política del hijo único en China, han llevado a esta situación.
En un sociedad en la que tener una hija es un deshonor porque con ella se pierde el apellido familiar al casarse y abandonar el hogar de sus padres, en la que se permite la venta de una niña a las redes de prostitución por 175 euros o en la que el asesinato de niñas se viene practicando con el silencio cómplice del resto del mundo desde hace demasiado, empiezan a notarse las consecuencias de tanta irracionalidad: los hombres en edad casadera no encuentran esposa. En la India, donde actualmente hay 40 millones más de hombres que de mujeres, los varones han de buscar esposa en los estados vecinos y se calcula que, a partir de 2010, más de un millón de chinos se quedarán solteros cada año.
Aumentan las agresiones sexuales, los secuestros, la prostitución y las violaciones. Los hombres ricos compran a sus esposas y los que no andan sobrados de dinero, alquilan las mujeres de los casados.
"En una sociedad con menos mujeres, serán mucho más discriminadas. La violencia de género y el tráfico de mujeres aumentarán", dice la vicedirectora del Fondo de Población de la ONU, Purnima Mane. Los hombres, al no encontrar pareja, deberán retrasar la edad del matrimonio, por lo que terminarán con más estudios o práctica laboral. Por otra parte, las mujeres serán presionadas a casarse y tener hijos lo antes posible, lo que las apartará del estudio o del trabajo. Tendrán menos opción de hacer carrera o permanecer solteras. Con menor peso demográfico, su participación política y en la toma de decisiones disminuirá.
Las ignominias cuestan caras y, como casi siempre, quien pagará un precio más alto será la mujer.
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