Alcohol
Alcohol (del árabe al kahul, polvo de antimonio que utilizaban las mujeres para oscurecer los párpados).
En la Edad Media muchas enfermedades no tenían remedio, ni había nada que las pudiera aliviar. Por eso, no es de extrañar que los médicos de la época se fijaran en el espíritu del vino, aquel líquido que no solamente servía para disolver sustancias y obtener medicinas, sino que también conducía a un estado mental en el que los males parecían menores. El espíritu del vino era lo que más tarde se denominó alcohol y también se utilizaba como anestésico.
Ya en la Antigüedad se había descubierto que la miel o la fruta tenían un sabor diferente cuando estaban fermentadas y que su consumo provocaba cierta alegría. Sin saberlo se estaba dando el primer paso hacia las bebidas alcohólicas. En el proceso de fermentación, las frutas consumen azúcar y dan como subproducto el alcohol. Así, con frutas como la uva, se pudo obtener el vino y la selección de variedades más dulces permitió conseguir vinos un poco más fuertes.
Además, en el segundo milenio antes de nuestra era, los egipcios ya sabían destilar y obtenían bebidas de más graduación que denominaban espíritus ardientes. Los chinos, que obtuvieron un destilado del arroz, los indios y los árabes aprendieron a destilar a partir de los egipcios. Fueron los árabes los que inventaron un aparato para destilar que llamaron alembik -nuestro alambique-, nombre que debía provenir del griego bikos, un recipiente con forma redondeada. Con el alambique, el proceso de destilación mejoró, permitiendo la obtención de alcohol casi puro. La referencia más antigua es de 1150 y corresponde al personaje Magíster Salernus. Pero se atribuye a Arnau de Vilanova (1240-1311) la obtención por primera vez de alcohol totalmente puro. Era tan inflamable que se encendía con sólo acercarlo al fuego y de aquí viene uno de sus primeros nombres: aqua ardens, aguardiente. También se le llamaba aqua vital, porque en ciertas enfermedades parecía el único remedio capaz de mantener a una persona viva -de este nombre en galés, uisge beatha, proviene la palabra güisqui. Fue muy utilizada durante la epidemia de peste negra del siglo XVI, porque aunque no podía curar, al menos aligeraba el sufrimiento o lo hacía olvidar.
El origen del nombre no tiene nada que ver con las bebidas alcohólicas ni con su fermentación. Deriva del árabe al kuhul o al kohl, que significaba antimonio pulverizado.
Xavier Durán ha escogido sesenta palabras para ofrecernos los orígenes de su significado y nos las presenta en su obra "Les històries que les paraules amaguen".
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