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Cierzo

Leonardo Da Vinci

Leonardo Da Vinci

Empezando en Florencia, en la casa de Braccio Martelli, el 22 de marzo de 1508, todo esto forma una recopilación sin orden de muchas hojas sueltas, a la espera de clasificarlas según la materia que tratan. Creo que, antes de llegar a fin, repetiré muchas veces las mismas cosas. Si ello ocurre, no me critiques, lector. Las cosas son en gran número y la memoria no puede retenerlas todas. Yo no quisiera escribir lo que ya he dicho; pero para no incurrir en ese error, releyéndose todo lo pasado, lo que ocuparía mucho tiempo, pues escribo a largos intervalos y fragmento por fragmento.

Que no me lea quien no sea matemático, porque yo lo soy siempre en mis principios.

Leonardo da Vinci

 

Así se expresa el que fuera gran exegeta de la naturaleza, científico en la vida y en el arte. De su inquieto cerebro brotaron máximas, descripciones, fábulas y profecías que resquebrajaron los esquemas de las mentes bienpensantes de su época. No era fácil encajar lo que luego corroboraría Darwin: que el hombre y el mono pertenecen a la misma especie o imaginar que un día las cartas volarían por el mundo del uno al otro confín en cuestión de segundos. Leonardo se fijó en cada nimio detalle que la vida y la naturaleza le ofrecían y su curiosidad se alió con su intelecto para desentrañar esos enigmas que siempre solventan los científicos minuciosos. Antes de él, pocos se habían atrevido a pensar por su cuenta.

- En la descripción del hombre deben comprenderse los animales de la especie, tales como el mono, el babuino y muchos otros similares.

- Yo he encontrado en la constitución del cuerpo humano, como en la de los otros animales, la más obtusa y grosera inventiva. Compuesto sin ingenio, de instrumentos en parte inapropiados para recibir el vigor de los sentidos.

- El hombre posee gran razonamiento, pero en su mayor parte vano y falso; los animales lo tienen menor, pero útil y verídico, y más vale una pequeña certeza que un gran engaño.

- La sabiduría es hija de la experiencia.

- La adquisición de cualquier conocimiento es siempre útil al intelecto, que sabrá descartar lo malo y conservar lo bueno.

- La práctica debe siempre ser edificada sobre la buena teoría.

- Entre la pintura y la escultura no encuentro más que esta diferencia: que el escultor ejecuta sus obras con mayor fatiga de cuerpo que el pintor y el pintor ejecuta las suyas con mayor fatiga de mente.

- ¡Pobre discípulo el que no deja atrás a su maestro!

- Escucha, pues, con paciencia la opinión de otros jueces y examina y piensa con empeño si tu censor tiene o no tiene razón para censurarte. Si encuentras que la tiene, corrígete. En caso contrario, haz como si no lo hubieras oído, o demuéstrale con argumentos -si es hombre digno de tu estima- el porqué de su engaño.

- Dice el poeta que su ciencia es invención y medida, que forman simplemente el cuerpo de la poesía: invención de materia y medida en los versos, que él adorna después con todas las galas de otras ciencias.

- Si describes, ¡oh, poeta!, una sangrienta batalla en medio de una oscura y tenebrosa atmósfera, que ensombrecen el mundo de terribles y mortíferas máquinas y la espesa polvareda que levantan en su fuga, enloquecida por el temor y la muerte, los míseros combatientes; el pintor te supera también en este caso, porque tu pluma habrá consumido todo su poder antes de que termines la descripción de lo que el pintor, con su ciencia, habrá logrado representar inmediatamente.

- Contra los ríos salidos de madre no existe defensa humana posible.

- Los mariscos son animales cuyo esqueleto es exterior.

- La Tierra es una estrella. Gracias a la esfera acuosa que la envuelve en gran parte, resplandece en el Universo como un simulacro de Sol y a la manera de todas las demás estrellas de cuyo conjunto forma parte.

- Ninguna investigación humana puede llamarse verdadera ciencia si no pasa por la demostración matemática.

- El Hombre es víctima de una soberana demencia que lo hace sufrir siempre, en la esperanza de no sufrir más; y la vida se le escapa mientras espera gozar de los bienes que ha adquirido al precio de grandes esfuerzos.

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