Entalto Aragón pánico
Con otra mentalidad habría sido más fácil cobrar protagonismo; una mentalidad religioso_nacional_surrealista. Infectando con la potencia del polonio la cámara de representantes con lemas de este calibre: "Entalto Aragón pánico, autodeterminazión" (Arriba Aragón pánico; autodeterminación) o el siempre amenazante "Chúflale que d'Ayerbe ye" (Pítale que de Ayerbe es).
A falta de mentalidad incendiaria, Aragón sigue entonando su particular quejío existencial, sútil como declamación de Sartre: "¡Me cagüen el copón bendito!". No ha aprendido ni sabe utilizar la grandeza del surrealismo que tan de moda puso su querido Buñuel.
El reportaje que elaboramos sobre Murillo de Gállego es un ejemplo. "¿Crees que esto podría pasar en Cataluña, destruir el cañón del Noguera Pallaresa con un pantano...?", me interpelaban. Y yo no contesté, aunque sabía que razón tenían: en Cataluña defenderían hasta el último valle sólo con saber que en esa zona crecen abundantes níscalos. Observaríamos anonadados (ojo: si invertimos las sílabas sería dados del ano) como un grupo de boletaires nihilistas (dícese de los recogedores de setas que se inmolan con barretinas bomba) alzaban sus cestas y amenazaban con llenarlas de cabezas. "Els de Madrid ens volen robar els rovellons" (los de Madrid nos quieren robar los níscalos) o "Rovellons i Llibertat reivindica avui..." serían sus lemas revolucionarios.
Eso nunca ha ocurrido en Aragón. El Aragón más aguerrido que conozco es el del Señor de los Anillos (Aragorn: la "r" es porque Tolkien lo tradujo al surafricano, o porque ese día se pasó con los whiskys). Y encima, en lugar de la fabla utiliza una lengua extranjera: el élfico.
Pero parece que las cosas empiezan a cambiar. El surrealismo aragonés cabalga de nuevo. Un ejemplo es la pelada pública que hace unos días realizó la coordinadora Teruel existe. Decidieron públicamente (púbicamente habría tenido más éxito) cortarse el pelo antes de que les tomen el suyo de propio. Y creo que se lo enviaron a los principales representantes administrativos edulcorado en las entrañas de un cojín. ¡Puro simbolismo! Expresa: ¡No se nos duerman señores! Por ello propongo un retorno a la mitología kafkiana celosamente desarrollada por nacionalismos de uno y otro signo. Pero sin tripartitos, ¿eh? Un nacionalismo onírico, surrealista, psicodélico, patafísico, mítico, imposible, universal...
Para empezar, ¿cuántos aragoneses peregrinan anualmente a San Juan de la Peña? A los musulmanes (la Meca) vascos (el Árbol de Gernika) y catalanes (Montserrat) les ha ido muy bien este truco. Todos a San Juan de la Peña. ¡A vindicar lo que sea! Vindica, vindica, que algo queda... Yo siempre que subo, por ejemplo, le rezo al dios Pan (por eso se llama Pano el monte que alberga al monasterio) ya que los reyes enterrados allí y sus guerras me pesan. Mi perro me dijo que vindicar a asesinos no está bien.
Para empezar, ¿cuántos aragoneses sabían de la riqueza de su Pirineo antes de la llegada de los esquiadores y montañeros extranjeros? Me dirán que todos. No lo pongo en duda. Pero recuerdo lo siniestro que era el castillo de Loarre, ni un alma recorría sus murallas, hasta los fantasmas se exiliaron ante la falta de planificación familiar. Tuvo que venir la infame película de El Reino de los Cielos para que de pronto bandadas de ñus se apropiaran del lugar con el gruñido bovino de "ca macu!" (¡qué bonito!, en catalán de Barna).
Así que desde aquí pido que la religión pánica sea oficial en Aragón. Que el Aragon del Señor de los Anillos (por qué no han invitado todavía al señor Viggo Mortensen) se convierta en nuestro embajador. Que el élfico sea el idioma (la fabla a fin de cuentas no ha triunfado y no es convertible a lenguaje SMS). Que el guiñote pase a ser deporte olímpico. Que la muletilla "¿Qué pasa pues?" sea obligatoria en el inicio de todos los discursos, como el sieg heil nazi, especialmente en Madrid. "Queridos diputados, ¿qué pasa pues?". Y todos respondan: "¡Pues como siempre no pasa ná!"
Y sobretodo que la gente sepa que los aragoneses son tajo majos (muy majos), por lo que deberían construir ahora mismo, reutilizando el presupuesto de la expo del agua, una copia exacta del Taj Majal en ese paraíso de los Monegros (muy parecido a Agra, por otra parte).
¿Aunque de verdad se quiere todo lleno de gente? ¿Que el capitalismo furibundo tome las montañas y ríos? ¿Que deje de ser una tierra indómita? Como dirían en élfico: ¡Ay, chico (quió) que lío!
Javier Rada
Acceder al artículo original publicado en: Blogs 20 Minutos
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