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Cierzo

Retorno al pasado

El Papa Benedicto XVI ha firmado el indulto universal requerido para restablecer la Misa Tridentina. La Misa Tridentina es el rito establecido por el Papa Pío V a solicitud del Concilio de Trento y promulgado el 5 de diciembre de 1570. Esta liturgia contiene el antiguo rito Romano, del que fueron eliminados varios agregados y alteraciones, y conserva otros ritos que habían pervivido al menos durante 200 años.

En la 22ª sesión del Concilio de Trento se promulgó el Canon Missae que defiende la naturaleza teológica fundamental de la Misa. El Capítulo 8 está dedicado al lenguaje particular en el que debe celebrarse el culto. Durante los primeros tres siglos de la Iglesia Católica Romana, el idioma era el griego, la lengua más extendida en el mundo latino. A partir del siglo IV, el latín se transformó en el idioma común del Imperio Romano y se convirtió durante siglos en la lengua empleada para el culto por la Iglesia Católica Romana. Así continúo incluso después de que el latín fuera reemplazado por las distintas lenguas romances.

¿Por qué se escogió el latín? La respuesta nos la da la Divina Providencia: Palestina (Jerusalén) es el lugar de la Redención de Jesucristo. Roma es el centro de la Iglesia. Pedro no nació en Roma, pero fue a Roma puesto que era el centro neurálgico del Imperio Romano, y, por ende, del mundo. Éste no es solo un fundamento práctico para la propagación de la fe por el Imperio Romano, una decisión humana o una cuestión histórica, en ella participa la Divina Providencia. Un rito estrechamente vinculado con lo sobrenatural requiere su propio lenguaje, que no puede ser nunca uno "vulgar". Para asegurarse de que se cumplían sus requerimientos, en el canon 9, el Concilio de Trento amenaza con la excomunión a aquellos que afirmen que el lenguaje de la Misa debe ser sólo en la lengua vernácula. Asimismo, establece en el capítulo 4 que este canon se halla libre de error, que no contiene nada que no sea pleno de santidad y de piedad y nada que no eleve a los fieles a Dios. Está compuesto sobre la base de las palabras de Nuestro Señor mismo, la tradición de los apóstoles y las normas de los papas santos. El canon 6 del capítulo 4 extiende la excomunión a aquellos que sostengan que el Canon Missae contiene errores y, por lo tanto, deba ser abolido.

La reforma del Concilio Vaticano II (1962–1965) destruyó o cambió el significado de gran parte del rico simbolismo de la liturgia, y ahora Benedicto XVI quiere volver a los orígenes. El 20 de abril de 2005, al celebrar la primera misa de su Pontificado en la Capilla Sixtina junto a los 114 cardenales que lo eligieron como pontífice, ya pronunció la homilía en latín.

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