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Cierzo

Cruces, lunas y cristales

Cruces, lunas y cristales

“Hay algo que Dios ha hecho mal: le puso límites a todo menos a la estupidez”, dijo Konrad Adenauer, y la realidad le da la razón.

 

Desde hace décadas Israel pretende formar parte de la Cruz Roja Internacional, pero hasta ahora no ha sido posible por causas bien alejadas de la medicina o la ayuda humanitaria. El pasado 28 de noviembre se suscribió un acuerdo entre la Estrella Roja de David israelí y la Media Luna Roja palestina en el que se establecía el reconocimiento mutuo de ambas entidades y se abogaba por una colaboración conjunta. Ha costado muchos años alcanzar este acuerdo, que según manifestaciones de Hamás: “Se trata de un paso muy peligroso hacia la normalización con Israel, a la que se oponen todos los palestinos. El acuerdo no es más que un regalo a la ocupación y rompe el aislamiento de la organización israelí”. Y aún quedan por resolver las exigencias de Siria e Irán para alcanzar la unanimidad de los 192 países firmantes de la Convención de Ginebra: Damasco exige que sus servicios de emergencia médicos puedan entrar sin cortapisas en los Altos del Golán para atender, en caso de necesidad, a los 25.000 sirios allí residentes desde la ocupación israelí, en 1967.

Gracias a los esfuerzos del Ministro de Asuntos Exteriores suizo, Calmy-Rey, se ha aprobado un nuevo emblema que aprobará la organización internacional, un Cristal Rojo en forma de rectángulo, apoyado en una de sus puntas y con fondo blanco. “Se trata de un símbolo más neutral, sin connotación alguna nacionalista, religiosa o política que no sustituye a la Cruz Roja creada en 1863 ni a la Media Luna Roja aceptada en 1983, sino que los complementa”, manifestó el ministro. Porque Israel no estaba dispuesto a integrase en la organización bajo otros emblemas que no fueran acordes con su religión judía y tampoco los países islámicos estaban dispuestos a aceptar la Estrella Roja de David, como dejaron patente en 1949. Por eso era imprescindible encontrar un símbolo neutro, y tras 57 años parece haberse dado con uno que contenta a las partes.

Como si no hubiera cosas infinitamente más cruciales que resolver en una región que vive en permanente estado de guerra desde hace años. Como si importase algo que cuando te hallas en peligro de muerte te salve personal de la Cruz Roja, de la Media Luna Roja o de los Panteras Negras. La política, el odio, el fanatismo religioso, el nacionalismo feroz y la estupidez humana se anteponen siempre a cuestiones humanitarias y consiguen que el símbolo de una bandera sea más importante que una vida. Terrible.

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