Moleskine
Moleskine es la legendaria libreta de notas que utilizaban los artistas e intelectuales europeos en los últimos siglos. Este bloc negro fue compañero inseparable de Van Gogh, Picasso, Hemingway, Matisse, Chatwin, Breton
y recogió sus esbozos, apuntes, historias e ideas antes de que llegaran a convertirse en cuadros famosos o en libros míticos.
Originariamente se producía de manera artesanal en pequeñas fábricas francesas que abastecían a las papelerías parisinas frecuentadas por la vanguardia intelectual, y se convirtió en un objeto imposible de encontrar a finales del siglo pasado. En 1986 desapareció el último fabricante y ahora, gracias a una pequeña editorial milanesa, la libreta Moleskine vuelve a existir.
Yo acabo de regalarme una Moleskine, cuesta cara si comparamos su precio con el de cualquier libreta tradicional, pero es que la diferencia bien lo vale, y además, qué demonios, me apetecía darme este capricho. Desde niña, cuando la vi por primera vez en una película, me sedujo el cuaderno viejo y gastado en el que el protagonista apuntaba sus sueños y sus vicisitudes, luego guardaba esa intimidad cerrándola con una goma que abarcaba la cubierta de piel y la metía en el bolsillo interior de su chaqueta. Yo aspiraba a ser escritora y quería un confidente así, mudo y de papel, que almacenase mis proyectos hasta que llegara el momento de rescatarlos convirtiéndolos en obras maestras. Ahora voy por la vida con mi Moleskine en el bolso, esperando que brote esa chispa imprevista que es la inspiración.
Moleskine
Originariamente se producía de manera artesanal en pequeñas fábricas francesas que abastecían a las papelerías parisinas frecuentadas por la vanguardia intelectual, y se convirtió en un objeto imposible de encontrar a finales del siglo pasado. En 1986 desapareció el último fabricante y ahora, gracias a una pequeña editorial milanesa, la libreta Moleskine vuelve a existir.
Yo acabo de regalarme una Moleskine, cuesta cara si comparamos su precio con el de cualquier libreta tradicional, pero es que la diferencia bien lo vale, y además, qué demonios, me apetecía darme este capricho. Desde niña, cuando la vi por primera vez en una película, me sedujo el cuaderno viejo y gastado en el que el protagonista apuntaba sus sueños y sus vicisitudes, luego guardaba esa intimidad cerrándola con una goma que abarcaba la cubierta de piel y la metía en el bolsillo interior de su chaqueta. Yo aspiraba a ser escritora y quería un confidente así, mudo y de papel, que almacenase mis proyectos hasta que llegara el momento de rescatarlos convirtiéndolos en obras maestras. Ahora voy por la vida con mi Moleskine en el bolso, esperando que brote esa chispa imprevista que es la inspiración.
Moleskine
1 comentario
marian -
donde la compras?
besos