Infinita ignorancia
Pues no, amigos. No soy filósofo. No tengo ningún título académico que me valide como tal. Y aunque lo tuviera, sería incurrir en la ridícula arrogancia que me considerase filósofo por el mero hecho de haber estudiado filosofía. La misma en que caería un modesto empleado de banca haciéndose llamar banquero. Mis conocimientos son ínfimos, en todas las materias. Soy una ignorante. Lo descubrí en la universidad, al percatarme de que la psicología remite a la neurología, ésta a la biología, ésta a la química y a la física, ésta a la astrofísica... Digamos que fue una cuestión de conciencia, de honestidad intelectual. La primera lección en la facultad de psicología debió empezar así: La Tierra es uno de los nueve planetas que giran alrededor del Sol, el cual forma parte de una galaxia integrada por cien millones de estrellas, la cual pertenece a un conjunto de varios miles de millones de galaxias, las cuales... Es fácil imaginar que mi ignorancia tiene el tamaño del universo. O mas exactamente, el tamaño del universo menos esa infinitesimal parte que llamamos Tierra. Precisión ésta que viene a significar algo así como la eternidad menos una hora. Fue difícil soportar la evidencia de tamaño contraste entre mi ciencia y mi ignorancia; abandoné la facultad.
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