Los métodos empleados por Israel para reprimir la Intifada son a todas luces inmorales, ilegales y desproporcionados, el enésimo y último episodio del conflicto entre palestinos e israelíes así lo evidencia. Helicópteros de Israel dispararon sobre un vehículo en el que supuestamente viajaban dos líderes de Hamás. Al escuchar la explosión, un médico que se encontraba de guardia en un hospital cercano salió a la calle junto con un grupo de gente para ayudar a las víctimas, entonces el helicóptero volvió a disparar contra estas personas, matando a 9 civiles inocentes e hiriendo a más de 70, entre las víctimas había niños. Es evidente que los asesinatos selectivos impuestos por el régimen de Saharon no discriminan a nadie, basta con ser palestino para convertirse en objetivo de una barbarie irracional que ya empiezan a condenar ciertos sectores de la población israelí.
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