Literatura femenina
Hasta que las mujeres salieron de sus casas para ir a trabajar, se dedicaban principalmente a rezar, a cuidar de su hogar y de su familia y a resignarse a "lo que Dios mandara". La mujer no recibía instrucción, ¿para qué? Era un ser inferior, con un cerebro corto y una melena larga, como dijo Aristóteles. ¿Qué razón había para malgastar tiempo y dinero en enseñarle otra cosa que no fuera bordar o hacer un delicioso pastel para los suyos?
Hasta hace pocos años, apenas un siglo, una mujer no podía ir a la universidad, no podía entrar a una biblioteca si no iba acompañada por un hombre, cuya misión consistía en recomendarle una lectura adecuada a su condición femenina.
Pero un día la mujer se rebeló contra una injusticia que duraba ya 4000 años, y desde entonces ha dado pasos de gigante en todas las áreas. La Psicología y la Biología han venido a ratificar lo que algunos se negaban a admitir: los hombres y las mujeres somos igualmente inteligentes. La inteligencia no se distribuye por sexos, sino por personas. Y hoy a nadie le extraña que una mujer escriba un poema, una novela o un tratado de astrofísica.
No creo que exista una forma de escribir masculina y otra femenina. Sólo hay buena o mala literatura. Me juego cualquier cosa a que ningún lector sería capaz de distinguir el sexo del autor de un texto basándose en cómo está escrito.
Un escritor, ya sea hombre o mujer, escribe desde su mundo particular, desde sus vivencias personales. La literatura está hecha por personas marcadas por su cultura, su educación y el ambiente que les rodea. ¿Habría escrito "De profundis" Wilde de no ser homosexual? ¿La obra de Margarita Youcenar sería la misma de no haber recibido una esmerada educación? ¿Existiría el psicoanálisis si Freud no hubiera sentido la necesidad de plasmar su complejo de Edipo, su represión y su sexualidad en varios libros? Nada que es observado se libra de la personalidad y circunstancias de quien observa, y la literatura está influida por la personalidad de quien la hace, no por su sexo.
Desde un punto de vista psicológico, un texto femenino tiende preferentemente a encadenar los hechos, el hombre es proclive a conducirlos a un estadio simbólico. Las mujeres se interesan más por las explicaciones, los varones por las interpretaciones. La mujer lleva la realidad al plano de las ficciones y da mucha importancia a los detalles. Estas características diferenciadoras se hallan en el cerebro, en la distinta forma de pensar que tenemos los hombres y las mujeres. Por eso el término literatura femenina no es un calificativo, sino una diferenciación. Por supuesto que el arte no tiene sexo, ni color, ni idioma, ni clase social, ni raza, y la literatura, como expresión artística, no es otra cosa que la manifestación de la sensibilidad humana.
¿Hace falta que a una obra literaria le pongamos sexo? ¿Importa que el autor de una obra sea hombre o mujer? Yo creo que el escritor es un ser asexuado, o bisexual o transexual para los que lo prefieran, pues tiene la capacidad de inventarse a sí mismo en la apariencia de un ser inexistente. No hay escritura masculina o femenina, la literatura puede prescindir de nuestra manía de ponerle etiquetas a todo. Un buen autor puede ser hombre, mujer, árbol o piedra, puede ser blanco, negro, extraterrestre, puede y debe serlo todo para dar credibilidad a su obra.
Hasta hace pocos años, apenas un siglo, una mujer no podía ir a la universidad, no podía entrar a una biblioteca si no iba acompañada por un hombre, cuya misión consistía en recomendarle una lectura adecuada a su condición femenina.
Pero un día la mujer se rebeló contra una injusticia que duraba ya 4000 años, y desde entonces ha dado pasos de gigante en todas las áreas. La Psicología y la Biología han venido a ratificar lo que algunos se negaban a admitir: los hombres y las mujeres somos igualmente inteligentes. La inteligencia no se distribuye por sexos, sino por personas. Y hoy a nadie le extraña que una mujer escriba un poema, una novela o un tratado de astrofísica.
No creo que exista una forma de escribir masculina y otra femenina. Sólo hay buena o mala literatura. Me juego cualquier cosa a que ningún lector sería capaz de distinguir el sexo del autor de un texto basándose en cómo está escrito.
Un escritor, ya sea hombre o mujer, escribe desde su mundo particular, desde sus vivencias personales. La literatura está hecha por personas marcadas por su cultura, su educación y el ambiente que les rodea. ¿Habría escrito "De profundis" Wilde de no ser homosexual? ¿La obra de Margarita Youcenar sería la misma de no haber recibido una esmerada educación? ¿Existiría el psicoanálisis si Freud no hubiera sentido la necesidad de plasmar su complejo de Edipo, su represión y su sexualidad en varios libros? Nada que es observado se libra de la personalidad y circunstancias de quien observa, y la literatura está influida por la personalidad de quien la hace, no por su sexo.
Desde un punto de vista psicológico, un texto femenino tiende preferentemente a encadenar los hechos, el hombre es proclive a conducirlos a un estadio simbólico. Las mujeres se interesan más por las explicaciones, los varones por las interpretaciones. La mujer lleva la realidad al plano de las ficciones y da mucha importancia a los detalles. Estas características diferenciadoras se hallan en el cerebro, en la distinta forma de pensar que tenemos los hombres y las mujeres. Por eso el término literatura femenina no es un calificativo, sino una diferenciación. Por supuesto que el arte no tiene sexo, ni color, ni idioma, ni clase social, ni raza, y la literatura, como expresión artística, no es otra cosa que la manifestación de la sensibilidad humana.
¿Hace falta que a una obra literaria le pongamos sexo? ¿Importa que el autor de una obra sea hombre o mujer? Yo creo que el escritor es un ser asexuado, o bisexual o transexual para los que lo prefieran, pues tiene la capacidad de inventarse a sí mismo en la apariencia de un ser inexistente. No hay escritura masculina o femenina, la literatura puede prescindir de nuestra manía de ponerle etiquetas a todo. Un buen autor puede ser hombre, mujer, árbol o piedra, puede ser blanco, negro, extraterrestre, puede y debe serlo todo para dar credibilidad a su obra.
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