Violencia sin causa
Una vida no vale nada, pero tampoco nada vale una vida, lo dijo Anatole France y estoy de acuerdo. Pero hacer lo que hace el presidente Aznar, negar que detrás de cada asesino que vuela un autobús escolar o dispara un tiro en la nuca hay algo más que fanatismo religioso, político o ideológico es reducir la cuestión del terrorismo a un problema sin salida. No se trata de ganarle la partida a quien asesina en nombre de una patria, un dios o una organización política, sino de analizar las causas del terrorismo, su caldo de cultivo, y atajarlo desde sus orígenes, no desde sus consecuencias.
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