Nos sentimos frustrados
Se nos pide que renunciemos a nuestro mundo, a unas aspiraciones que ya no son realizables, y este es un proceso doloroso, que implica sufrimiento.
Hay una generación de españoles que soñó con tener un par de zapatos nuevos, otros aspiraban a comprarse un utilitario, otros planificaban vacaciones al extranjero o una operación de estética, según la época en la que hayan crecido. Nos hemos apegado a lo material, la felicidad consiste en tener, en satisfacer necesidades ficticias que nos crea la sociedad de consumo. Ahora nos sentimos frustrados porque nuestros anhelos son irrealizables. Esperamos lo que nos prometieron y sentimos la injusticia encarne propia.
Seremos desdichados mientras no encontremos alternativas de felicidad.
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