Belleza y felicidad
Muchas mujeres piensan que encontrarán la felicidad en la belleza, cuando es todo lo contrario: sin felicidad no es posible la belleza. Incluso las facciones más perfectas pierden su encanto en una persona profundamente desgraciada, insatisfecha o enojada.
Deepak Chopra, médico y autor del libro “Operación cuántica” afirma: “Pensar equivale a practicar la química cerebral. En el instante mismo en que pienso ‘soy feliz’, un mensajero químico se encarga de traducir esa emoción, que no existe en forma sólida en el mundo material, en un trozo de materia perfectamente sincronizado con mi deseo de que literalmente todas las células de mi cuerpo se enteren de mi dicha y se unan a ella. La mente y el cuerpo son como universos paralelos. Todo lo que sucede en el universo mental deja huella en el físico”.
Es un hecho probado que la tranquilidad emocional y los pensamientos alegres estimulan la producción, principalmente en la hipófisis y el hipotálamo, de endorfinas o neuromensajeros del placer, analgésicos naturales que estimulan el sistema inmune y promueven la salud y el bienestar.
La investigación neurodermatológica avanzada ha demostrado que la piel, como el cerebro, es capaz de segregar endorfinas que estimulan la actividad celular tanto en superficie como en profundidad. Mejoran la actividad de las células epidérmicas responsables de la tersura y luminosidad del cutis y promueven la actividad de las células dérmicas responsables de su elasticidad, desempeñando un papel esencial en la lucha contra el envejecimiento.
El cansancio, las preocupaciones, el estrés… Todo esto se refleja en la piel, que se resiente del impacto que nos causa la agitada vida que llevamos causando desequilibrios biológicos importantes. Por eso es tan importante mantener una actitud positiva frente a los acontecimientos. La felicidad embellece, y nada nos hace aparecer más radiantes antes los ojos de los demás y ante los propios que una sonrisa alegre en el rostro, fruto de una sensación de bienestar interior.
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