Sentencia justa
Zheng Xiaoyu, ex director de la Administración Estatal de Alimentos y Medicamentos, fue ejecutado en Pekín acusado de los cargos de negligencia y soborno: había aceptado regalos y 616.000 euros de diferentes empresas farmacéuticas por repartir las etiquetas de Buen Producto Médico. Estas etiquetas se colocaron en fármacos que ocasionaron diversas muertes: un antibiótico con anticongelante mató a diez personas en Cantón; en Panamá, un centenar de personas fallecieron al ingerir un jarabe para la tos que contenía dietileno glicol, un disolvente industrial, y en Estados Unidos cuatro mil animales, especialmente gatos y perros, murieron al comer un alimento para mascotas elaborado con melamina, un componente industrial usado en la producción de fertilizantes y plásticos que sustituía al gluten de trigo. Las muertes por alimentos en mal estado y los medicamentos falsos son habituales en China, pero últimamente, al exportar estos productos, el problema se ha extendido.
China es el país en el que se practican el 80% de todas las ejecuciones del mundo y el número de ejecutados es un secreto de Estado. Yo siempre me he manifestado contra la pena de muerte, aunque haría una excepción en este caso. Jugar con la vida de la gente, merece un castigo ejemplar.
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