Entrevista sobre la vida
¿Cómo entiendes los sentimientos trascendentales como el amor, la amistad, la solidaridad…?
-Los entiendo como elementos físicos que son. Si el cometido del riñón es fabricar orina, el del cerebro consiste en fabricar ideas y sentimientos.
¿El enamoramiento es físico?
-Claro, la naturaleza nos ha diseñado para perpetuar la especie. El enamoramiento es una fuerte atracción sexual que invita a la procreación.
¿Qué entiendes por morirse?
-Mueres cuando tu energía vital se acaba.
¿Qué opinas de la eutanasia?
-Estoy completamente a favor de la eutanasia pasiva. La medicina permite que los enfermos puedan morir hoy sin grandes sufrimientos. No se trata de matar a nadie, sino de hacer más llevadera su muerte, manteniéndolo sedado, por ejemplo.
¿Las personas religiosas son moralmente mejores que las que no lo son?
-No, de ninguna manera. De entrada, no me gusta clasificar a la gente, menos aún en buena o mala. Opino que ser “bueno” porque te prometen un cielo como premio o el castigo de un infierno no tiene ningún mérito. Lo admirable es ser “bueno” por principio, por solidaridad, por responsabilidad hacia los demás.
¿No es eso una utopía, tal y como va el mundo?
-Es una realidad que existen personas que temen ir a la cárcel y por eso no roban. También es cierto que otros no roban porque consideran que no deben arrebatarle a otro sus posesiones, creen en el derecho a la propiedad y lo respetan.
¿Hacia dónde vamos?
-Hacia ningún sitio, la vida no es finalista. La vida es una marcha en la que nos esforzamos por ser felices o, al menos, estar lo mejor posible.
¿Llegará el hombre a una concordia universal?
-Es posible que esto ocurra de aquí a 10 millones de años.
¿Eres agnóstica o tienes creencias?
-Agnóstico es el que admite que el entendimiento humano no puede comprender la noción de lo absoluto. También se denomina agnóstico al no creyente. Yo creo en la fuerza de la gravedad, en los tres principios de la termodinámica y en la energía. Son las únicas verdades universales demostrables.
¿La situación social de la mujer avanza?
-Sí, es evidente que evoluciona. Llevamos siglos de retraso con respecto al hombre y nos costará alcanzarle, lograr la equiparación total. Pero si en el transcurso de unos pocos años hemos dejado de ser esclavas sin alma y seres mentalmente débiles, para ser dueñas de nuestras vidas, arquitectas, astronautas…, imagina adónde podemos llegar con este potencial.
¿Cómo se valora la vida desde una perspectiva femenina?
-La mujer valora la vida con unos parámetros muy diferentes a los del hombre.
¿Por aquello de que vosotras sois las que parís?
-La maternidad es un factor condicionante, desde luego. El hombre aporta 5 segundos de esfuerzo en la creación de un ser, es el tiempo que le cuesta eyacular. La mujer dedica a este menester nueve meses, a los que hay que añadir el periodo de lactancia y el de cuidar de la criatura. Es lógico que quiera preservar aquello que le ha costado tanto esfuerzo y dedicación.
Para terminar, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?
-No fue ni mejor ni peor, fue distinto porque las circunstancias cambian, y nosotros con ellas.
Fran Aranzadi entrevista a María Dubón
-Los entiendo como elementos físicos que son. Si el cometido del riñón es fabricar orina, el del cerebro consiste en fabricar ideas y sentimientos.
¿El enamoramiento es físico?
-Claro, la naturaleza nos ha diseñado para perpetuar la especie. El enamoramiento es una fuerte atracción sexual que invita a la procreación.
¿Qué entiendes por morirse?
-Mueres cuando tu energía vital se acaba.
¿Qué opinas de la eutanasia?
-Estoy completamente a favor de la eutanasia pasiva. La medicina permite que los enfermos puedan morir hoy sin grandes sufrimientos. No se trata de matar a nadie, sino de hacer más llevadera su muerte, manteniéndolo sedado, por ejemplo.
¿Las personas religiosas son moralmente mejores que las que no lo son?
-No, de ninguna manera. De entrada, no me gusta clasificar a la gente, menos aún en buena o mala. Opino que ser “bueno” porque te prometen un cielo como premio o el castigo de un infierno no tiene ningún mérito. Lo admirable es ser “bueno” por principio, por solidaridad, por responsabilidad hacia los demás.
¿No es eso una utopía, tal y como va el mundo?
-Es una realidad que existen personas que temen ir a la cárcel y por eso no roban. También es cierto que otros no roban porque consideran que no deben arrebatarle a otro sus posesiones, creen en el derecho a la propiedad y lo respetan.
¿Hacia dónde vamos?
-Hacia ningún sitio, la vida no es finalista. La vida es una marcha en la que nos esforzamos por ser felices o, al menos, estar lo mejor posible.
¿Llegará el hombre a una concordia universal?
-Es posible que esto ocurra de aquí a 10 millones de años.
¿Eres agnóstica o tienes creencias?
-Agnóstico es el que admite que el entendimiento humano no puede comprender la noción de lo absoluto. También se denomina agnóstico al no creyente. Yo creo en la fuerza de la gravedad, en los tres principios de la termodinámica y en la energía. Son las únicas verdades universales demostrables.
¿La situación social de la mujer avanza?
-Sí, es evidente que evoluciona. Llevamos siglos de retraso con respecto al hombre y nos costará alcanzarle, lograr la equiparación total. Pero si en el transcurso de unos pocos años hemos dejado de ser esclavas sin alma y seres mentalmente débiles, para ser dueñas de nuestras vidas, arquitectas, astronautas…, imagina adónde podemos llegar con este potencial.
¿Cómo se valora la vida desde una perspectiva femenina?
-La mujer valora la vida con unos parámetros muy diferentes a los del hombre.
¿Por aquello de que vosotras sois las que parís?
-La maternidad es un factor condicionante, desde luego. El hombre aporta 5 segundos de esfuerzo en la creación de un ser, es el tiempo que le cuesta eyacular. La mujer dedica a este menester nueve meses, a los que hay que añadir el periodo de lactancia y el de cuidar de la criatura. Es lógico que quiera preservar aquello que le ha costado tanto esfuerzo y dedicación.
Para terminar, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?
-No fue ni mejor ni peor, fue distinto porque las circunstancias cambian, y nosotros con ellas.
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