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Cierzo

Se me cae la baba

Se me cae la baba

¿Por qué tiene tan mala leche el vendedor de la papelería donde habitualmente compro? Entro a por unos cartuchos de tinta y él me mete en la bolsa una tarjeta con propaganda de “Montblanc”.


Desde que tengo uso de razón llevo soñando con tener algún día una pluma Montblanc. Mis preferencias han ido cambiando con el tiempo, a medida que los diseños se renovaban y se hacían más contemporáneos. Ahora mi favorita es el modelo StarWalker. Pues bien, resulta que la casa Montblanc celebra su centenario y para celebrar que lleva un siglo dedicada a crear instrumentos de escritura, auténticas joyas, ha sacado una edición especial de mi admirada StarWalker que incluye como detalle especial un diamante flotante de 43 caras con la forma del logotipo flotando en una cúpula transparente.


¡Ah! La de cosas maravillosas que escribiría con una Montblanc, con una pluma así, la inspiración viene sola. ¿Por qué no me sobra nunca el dinero suficiente para darme este capricho? Si yo me conformo con poco, me basta con el modelo de resina… ¡Ay! Ahora tengo en mi mano el maldito tríptico publicitario en el que aparece la pluma de mis sueños y es un tormento; es como tenerla, pero sin tenerla. ¿Existe una crueldad mayor?


Montblanc

1 comentario

kasandra -

A mí me gustan las plumas pero con una así me pasaría como uno pendientes de brillantes... no me los pondría porque yo seguro que los pierdo. Y menudo disgusto si son un regalo... Comprarlos no, fijo. Di tú que la pluma siempre la puedes dejar en casa para disfrutarla en la intimidad. Pero no, después de todo la posesión no es lo mío. Aunque hace poco con una fuente... y no paré hasta que la tuve aquí :)

Mi padre siempre me regalaba plumas de niña y me encantaba.

Por cierto muy buen artículo ese del dios bélico y sanguinario que leí por ahí arriba...

Saludos