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Cierzo

Conocer para comprender

El Centro Cultural Islámico o Mezquita de la M-30, como la llaman los madrileños, forma parte del paisaje cotidiano de la ciudad desde 1992. Sin embargo, para la mayoría de los habitantes de Madrid, sigue siendo un lugar tan desconocido como la cultura y religión que representa.

La labor de Mohamed El Afifi, portavoz del Centro, es precisamente la de dar a conocer mejor el Islam y la actividad tan heterogénea que se realiza en este centro cultural. En su opinión “falta conocimiento y sobran estereotipos acerca del Islam, los musulmanes y los inmigrantes. En España apenas estamos dando los primeros pasos como país de acogida de inmigración y no tenemos la veteranía de otros países que nos llevan muchos años de experiencia por delante”.

Tiene claro que “el problema es la mala imagen que se tiene aquí de la inmigración musulmana y de lo musulmán en general. Se vende una imagen muy deteriorada del Islam, tanto en el escenario internacional como, específicamente, desde los medios de comunicación. Nos colocan el adjetivo de terroristas, asimilando lo que hace un número reducido de personas a la conducta y valores de toda una comunidad. Y, hoy más que nunca, necesitamos recordar que el terrorismo lo hemos sufrido durante décadas en muchos sitios del mundo, siendo occidentales buena parte de sus artífices sin que nadie haya colocado por ello a Occidente entero bajo sospecha.
Es más: ¿dónde estaban los musulmanes durante las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial?, ¿dónde la conciencia de ese Occidente que albergó por décadas a los propios terroristas islámicos, utilizando la bandera de los derechos humanos o aduciendo que se trataba de opositores políticos? Entonces estos servían como arma de presión; de hecho hasta el mismísimo Bin Laden fue un producto norteamericano”.

Considera que “en España hay una situación muy injusta basada en prejuicios que no tienen ninguna base documental. La inmensa mayoría de los inmigrantes procedentes de Marruecos trabaja, cotiza a la seguridad social y cumple cabalmente con sus obligaciones legales y ciudadanas. Los grandes focos de delincuencia no son magrebíes ni de países musulmanes en general. Véase, por ejemplo, cuántos de ellos participan en actividades como el blanqueo de dinero, las mafias, la prostitución, los ajustes de cuentas... Nadie parece escuchar las verdades que nos proporcionan los datos. La realidad es que un 75% de los inmigrantes marroquíes empadronados tiene permiso de residencia, frente a menos de un tercio de ecuatorianos y colombianos y menos de un cuarto de rumanos”.

En relación con los derechos de las mujeres en el Islam dice: “Díganme ustedes ¿por qué tomamos una imagen exterior, y luego sobre esa base nos inventamos todas las mentiras de la sumisión y la carencia de derechos de las mujeres musulmanas? El vestirse de uno u otro modo no tiene nada que ver con los derechos humanos. También el kimono japonés puede resultar incómodo y nadie dice que las mujeres japonesas están oprimidas por ello. Me preguntarán entonces por prácticas como las del régimen talibán, pero ¿acaso nosotros le hemos dado en algún momento legitimidad al trato que dan a sus mujeres? Hay 190 países en Naciones Unidas, de los cuales 58 son musulmanes; pues bien, sólo 4 países reconocieron el régimen talibán o, como yo prefiero señalar, 54 países musulmanes nunca lo hicieron”.

Para conocer más sobre la cultura islámica: Centro Cultural Islámico de Madrid

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