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Cierzo

Vacaciones en la cárcel

El empresario Bernhard Freiberger ha tenido una ocurrencia singular: ha convertido en hotel el castillo de Hoheneck, un fuerte medieval cercano a la localidad de Stollberg, en Sajonia, que fue utilizado como cárcel para mujeres disidentes entre 1950 y 1989 y que estuvo regentado por la Stasi, la policía política comunista de la ya extinta República Democrática Alemana.

Por 100 euros, la empresa Artemis GMBH ofrece pasar una noche como un prisionero en una diminuta celda lóbrega y oscura, durmiendo en un pequeño e incómodo camastro y tomando un repulsivo desayuno. El portavoz de la empresa dice que ofrecen a la gente la oportunidad de vivir en carne propia una experiencia que hasta ahora solo podían imaginar a través de los libros. “También es una oportunidad para los habitantes de Stollberg de comprobar lo que ocurrió aquí".

El hotel tenía previsto abrir sus puertas este mes de septiembre, contaba ya con más de 800 reservas hechas por clientes ansiosos de nuevas emociones que ya lo habían visto todo, pero la Asociación de Víctimas y Perseguidos por el Totalitarismo de la RDA y otras entidades pro derechos humanos han presentado una denuncia por lo que consideran explotación morbosa de la curiosidad enfermiza de las masas y los jueces les han dado la razón.

Esperemos que ideas como ésta no prosperen, porque, con la afición que existe por los parques temáticos, puede que pronto las agencias de viajes nos ofrezcan una estancia de quince días en un campo de concentración tipo Dachau, Auschwitz o Mauthausen, con una dieta de pan y agua, sometido a trabajos forzados y participando en un sorteo donde el propietario del número agraciado puede acabar en un horno crematorio. Y es que hay gente para todo.

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