Constitución laica
Soy atea, como casi cualquier persona inteligente en Europa tras padecer 2000 años de cristianismo. Me admira la capacidad de ilusión que llega a generar una religión. Me gustan los cuentos, pero no me los creo, por eso, por la Santa Inquisición, por el silencio cómplice de la Iglesia durante el holocausto nazi y su apoyo al régimen franquista, por las guerras declaradas en el nombre de Dios, por los curas pederastas que siguen en sus puestos como si no hubieran hecho nada censurable, por su oposición sistemática a la ciencia y a los avances de la humanidad, por los infectados de SIDA a quienes no se permitió usar condón, por negar derechos inalienables a los homosexuales y a quienes no son como Dios manda, por sus aberrantes teorías machistas, por sus oscuras inversiones financieras, por castrar emocionalmente a varias generaciones enfermas de mojigatería, por su inmovilismo, por su clasificación maniquea de las mujeres: putas o santas, por su jerarquía apolillada, por el adoctrinamiento escolar que padecí en mi infancia, por todas estas razones, y por alguna más, votaré en contra de una Constitución europea que vincule el destino de los ciudadanos al de unas creencias religiosas que no comparto.
0 comentarios