Blogia
Cierzo

Histeria ¿femenina?

Histeria ¿femenina?

El término histeria se deriva del griego, hustera, que significa útero, matriz. Hasta hoy, la palabra se conserva adjudicando, casi en exclusiva, a la mujer el padecimiento de tal afección. Histeria: Enfermedad nerviosa, crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces con ataques convulsivos, así la define el diccionario de la RAE.

La histeria, considerada como una enfermedad provocada por el útero, aparece por primera vez en la Antigüedad egipcia y es retomada por Hipócrates, que la recoge en su obra De morbis mulierum y la achaca a los desplazamientos del útero. Platón alude a ella en su Timeo y describe a la matriz como un animal que vive en la mujer con el deseo de hacer niños. Cuando, pasada la pubertad, la mujer se mantiene estéril durante mucho tiempo se vuelve insoportable, se irrita, vaga errante por todo el cuerpo, bloquea los conductos del aliento, impide respirar, causa una enorme molestia y origina enfermedades de todo tipo. Para prevenir la aparición de la enfermedad, Hipócrates aconseja a las jóvenes tomar esposo cuanto antes. Galeno, que tuvo una gran influencia en la medicina hasta la Edad Media, encuentra una causa común para la histeria en ambos sexos: la continencia sexual, e incurre así en una flagrante contradicción, pues solo la mujer posee útero.

Con el afianzamiento del cristianismo en Europa, la contención sexual pasa a valorarse como una virtud y se fomentan la castidad y la virginidad porque agradan a Dios. Agustín de Hipona manifiesta en sus escritos que la histérica es una hereje y la Santa Inquisición remedia mediante exorcismos o con la hoguera lo que considera una posesión diabólica. Así, la mujer, que desde Eva se asociaba al mal, queda estigmatizada por causa de su sexo. Según cuenta D. Chauvelot en su obra Historia de la histeria, seis millones de mujeres fueron masacradas en Alemania con la histeria como excusa.

Tuvo que llegar Paracelso para que la histeria volviera a ser tratada como enfermedad, esta vez el útero sería considerado un órgano eléctrico y magnético, creado por Dios para atraer la simiente. El médico francés Charles Lepois elabora en el siglo XVII una hipótesis que rompe el binomio útero-histeria y establece por primera vez la existencia de la histeria masculina al relacionar la enfermedad con las emociones, los vapores y los humores. Un siglo después, el médico austriaco Franz Anton Mesmer demuestra que la histeria es una enfermedad psíquica que puede curarse mediante el magnetismo que fluye del médico. Mesmer trató con éxito a mujeres y hombres, logrando la desaparición de los síntomas bajo sonambulismo. La histeria masculina, de origen cerebral y causas traumáticas por accidentes laborales, estuvo presente hasta mediados del siglo XIX.

La llegada del Romanticismo traslada la histeria a la literatura y se convierte en sinónimo de sensibilidad y genialidad. La Medicina se debate entre dos tendencias, la que atribuye un origen fisiológico a la enfermedad y la que defiende una base neurótica de tipo psíquico. Aún se mantiene el supuesto origen uterino, de manera que los planteamientos se vuelven incoherentes respecto a los varones. El dilema se soluciona silenciando los casos de histeria masculina y la histeria femenina se convierte en la enfermedad del siglo. Finalmente adquiere relevancia la idea de que la histeria es más propia del carácter frívolo e inestable de las mujeres y de paso se justifica la inferioridad de la mujer. Incluso Freud se ve obligado por sus colegas a abandonar el estudio de casos de histeria masculina y se centra en la historia clínica de ocho mujeres para elaborar sus Estudios sobre la histeria (1895). Construye un nuevo concepto de la histeria, que resulta de un abuso sexual sufrido por el sujeto durante su infancia, con lo cual el trauma sexual, la sexualidad, se vincula con la histeria y propicia la articulación de toda una clínica que se fundamenta en estos primeros pasos.

0 comentarios