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Cierzo

Pan

Pan

Vayamos 10.000 años atrás, a Mesopotamia, a las tierras fertilizadas por el Tigris y el Éufrates. Los indicios apuntan que fue aquí donde por primera vez en la historia se hizo pan. Gracias al cambio climático acontecido en nuestro planeta fue posible que los cereales salvajes ocupasen una amplia extensión de terreno y entre estos cereales estaba el trigo. Los hombres de aquellos tiempos aprendieron a cultivarlo y de esta manera comenzó la vida sedentaria gracias a que se disponía de un alimento fundamental. También la domesticación de algunos animales contribuyó al establecimiento de los grupos nómadas de cazadores, que hasta entonces estuvieron condicionados por los caprichos de la naturaleza.

El pan cocido, como tantas otras cosas, surgió por casualidad. Se trituraban los granos de trigo con dos piedras y después se añadía agua para elaborar una sopa, pero un día alguien dejó su ración dentro del cuenco y pasadas las horas se había convertido en una especie de bizcocho grumoso, seco y plano, parecido al que encontramos hoy en las panaderías.

Sabemos que los egipcios se alimentaban básicamente de pan y verdura, sobre todo de cebolla. Sin embargo, fueron los griegos quienes establecieron el oficio de panadero, llegando a contar con cerca de setenta variedades de pan.

El pan se asocia a la divinidad, es un don divino, y en todas las religiones encontramos referencias que relacionan Dios y pan. En el relato del Éxodo se explica que el maná era una lluvia de copos de pan con el que Iahvé alimentaba a su pueblo durante la travesía por el desierto hacia la tierra prometida. Jesucristo transforma el pan en su propio cuerpo mediante el sacramento de la eucaristía. Y en una de las principales oraciones, el Padrenuestro, se pide al Altísimo que no nos falte el pan cada día.

Hoy, el pan ya no es lo que fue. Cuesta encontrar pan de verdad. Las panaderías de hace unos años desprendían un olor característico a pan recién cocido que sabía a gloria divina. Las barras que se venden ahora provienen de una masa congelada que se cuece en un microondas y que al cabo de unas horas se vuelve elástica e incomible. El pan de antes procedía de una elaboración artesanal y solo requería harina de trigo, agua, sal y un poco de levadura, estaba cocido en un horno de leña, se secaba lentamente y las hogazas que se vendían en los pueblos podían mantenerse en perfecto estado a lo largo de una semana, con su característico sabor.

El pan ha rebajado mucho su calidad y la demanda de este producto básico en la alimentación también ha descendido, en parte debido a esa leyenda negra que le atribuye la capacidad de engordar a quien lo come. Para los que conocimos el pan de antaño, es un lujo y un placer degustar un buen pan, de fabricación tradicional. Poco necesita este pan para convertirse en un manjar, un simple chorro de aceite de oliva basta, si además se le añade tomate y unos filetes de buen jamón, estaremos degustando una exquisitez.

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