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Cierzo

Antiarte

Antiarte

Destruir un mundo para poner otro en su lugar en el cual no exista nada de nada, ésta era, en resumen, la consigna Dadá. Lo esencial de la fuerza de Dadá era un principio de destrucción y de negación totales. Desde 1920, Aragon hacía una llamada a la masacre: "Han hecho leyes, morales, estéticas, para induciros a respetar las cosas frágiles. Lo que es frágil se tiene que romper [...] romped las ideas sagradas, todo aquello que provoca lágrimas en los ojos, desmenuzad, trocead, os entrego sin cobrar este opio más poderoso que todas las drogas: destrozad".

Ochenta años después, esta anticultura, este antiarte se ha convertido en el arte oficial, el más reconocido, el más extendido, el más reproducido, el más comentado y el mejor pagado.

En 1957 Yves Klein había expuesto en la galería Apollinaire, en Milán, once cuadros del mismo formato, del mismo azul uniforme (patentado en 1960 como IKB: International Klein Blue), pero vendidos a precios diferentes. Todos fueron adquiridos. Un año más tarde, organiza en París la exposición Le Vide (el vacío), la galería era un espacio pintado de blanco y absolutamente vacío del que se vendían espacios acotados que los compradores pagaban a cambio del precio establecido en oro.

Desde entonces, el panorama del arte contemporáneo se ha poblado de artistas radicales, provocadores y vanguardistas: Louis Cane, Claude Viallat, Dezeuze, Ben Vautier, famoso por sus frases lapidarias escritas con pintura blanca sobre fondo negro: "Todo es arte", "El arte es inútil", "El arte es hacer el payaso" o Daniel Buren, que tras haber denunciado que el arte es la más perniciosa de las ilusiones, le pintó un bigote a la Gioconda.

Después de la muerte de Dios, la muerte de la metafísica, la muerte de la verdad, la muerte del sentido, la muerte del sujeto, la muerte del arte, el final de la historia, el final del trabajo, el final de las ideologías, para celebrar este Douaumont especulativo que Gide había anunciado en 1920, las instituciones más relevantes quisieron alzar también su monumento a los muertos. Ante las instituciones guardianas del espíritu objetivo (la constitución y el derecho) han hecho levantar, a un precio elevado, un campo de ruinas totalmente nuevas, donde el nihilismo celebra su victoria.

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