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Cierzo

Correo de un lector

"...Cuando ETA mató a mi padre dejó a una viuda con tres hijos de 9, 6 y 4 años. Tuvimos que marcharnos de la casa cuartel en la que vivíamos y sobrevivir con una pensión de viudedad ridícula. Mi madre tuvo que ponerse a servir para darnos de comer a mis hermanos y a mí. Éramos la familia de un guardia civil que había dado su vida por nada. Nadie se acordó de nosotros. A nadie le preocupó nuestra situación. El silencio y el vacío se hizo a nuestro alrededor. Ahora me entero de que a las familias de los ecuatorianos muertos en el penúltimo atentado en Barajas les dan una indemnización de 40 millones de pesetas, un sueldo vitalicio libre de impuestos, un empleo en la ONCE, la nacionalidad española para ellos y sus descendientes, se paga la repatriación del cadáver y el sepelio y se me revuelve la bilis. No me molesta que el Gobierno español les resuelva la vida porque es justo que lo haga. Sé que nada en el mundo les compensará por lo que han perdido. Lo que de verdad me jode es que muchas familias españolas no hayan recibido el mismo trato. Han pasado 19 años desde el atentado en el Hipercor de Barcelona y 34 afectados aún esperan cobrar alguna indemnización. En España hay dos leyes que regulan las indemnizaciones a las víctimas, la Ley de solidaridad de 1999 y otra anterior, de 1996, estas leyes han permitido que las familias de etarras víctimas de los GAL o del Batallón Vasco Español hayan cobrado una indemnización y que mientras tanto centenares de víctimas hayan tenido que salir adelante sin la ayuda de nadie".

 

A.L.P. me envía un correo denunciando el distinto trato que han recibido los familiares y víctimas de atentados de ETA.

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