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Cierzo

Cuba

Todos los estados merecen la democracia, pero, por favor, que no se la lleve Estados Unidos. La democracia, que es la máxima conquista de los pueblos, sirve a esta potencia tan poco democrática para conquistar naciones; aunque de la democracia sólo utiliza el nombre, que para el propósito estrictamente publicitario ya es suficiente.

En la Cuba actual, y probablemente en la de los últimos 47 años, no rige la democracia, pero antes, cuando pertenecía a las multinacionales norteamericanas y a las mafias del juego, mucho menos. La dictadura de Cuba, la falta de libertad y la pobreza existen en Cuba desde mucho antes que naciera Fidel Castro, pero aun en el caso de que su régimen, lamentablemente escorado hacia la desaparecida URSS, no hubiera proporcionado a los cubanos alguna satisfacción más que la de sistemas anteriores, representa la firme resolución de los cubanos, incluidos los opositores no pertenecientes a la extrema derecha, de no ser colonizados de nuevo por una potencia extranjera. Y no ha de costarles mucho reafirmar esta voluntad y reforzarla cuando los cubanos contemplan el único espacio de territorio nacional, Guantánamo, bajo la autoridad y administración del vecino del norte.

Cuba merece la democracia, pero la buena, la de verdad, ésa que eleva al hombre a la condición de ciudadano y le permite ser el artífice y el actor de su destino. Para disfrutarla hacen falta muchas cosas, pero sobre todo una: que nadie, con el pretexto de regalársela, la conquiste.

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