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Funeralias

En Irlanda, tierra de leyendas y tradiciones, gnomos y criaturas fantásticas, se está dando un curioso fenómeno: cada vez hay más gente que decide enterrarse con su teléfono móvil. Según el diario británico The Independent, que estudia el caso, podría darse un regreso a antiguas costumbres de otras culturas, como la egipcia, en la cual los objetos personales más preciados para el difunto le acompañaban a la otra vida.

A las empresas funerarias irlandesas no les sorprende el capricho de sus clientes, entienden que ya que Irlanda es el país con más móviles del mundo, lo lógico es que cada vez sean más personas las que añadan a sus últimas voluntades la de irse al otro barrio con el móvil en el bolsillo, por si una vez allí puede sacarles de un apuro. Por lo visto, en esos lares están acostumbrados a no marcharse de este mundo con las manos vacías, y unos se llevan una botella de buen güisqui, otros la foto de un ser querido, el anillo de boda o ¡un Big Mac!

Según Seamas Griffin, de la funeraria dublinesa Kirwan, la gente empieza a sentir un peculiar afecto por el teléfono móvil y se resiste a romper el estrecho vínculo creado con el aparatejo. Pero otros colegas opinan diferente, y alegan que es por miedo a ser sepultadas vivas por lo que algunas personas piden enterrarse con su teléfono, por si tienen que hacer una llamada pidiendo ayuda. Aunque esta teoría es un poco rebuscada, ya que las funerarias irlandesas exigen que los móviles estén apagados durante la ceremonia, incluido el del muerto.

Habrá que legislar medidas para atajar esta moda porque, de extenderse, ya no podremos descansar en paz ni en el cementerio. Yo propongo que se habiliten zonas para muertos con y sin móvil, porque no quiero que cada dos por tres interrumpa mi descanso eterno la musiquilla hortera del móvil de mi vecino de tumba.

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