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Cierzo

Ciencia y Filosofía

La indagación científica intentó desde el principio entender el mundo material. Pero en el mundo hay aspectos que no son materiales y que no se pueden expresar matemáticamente. Aspectos tan reales como la libertad, los derechos humanos, los deberes, la inteligencia, el amor, el sentido de la vida... ello explica que, también desde los orígenes, la reflexión filosófica se haya ocupado de los problemas que surgen en el límite de la investigación científica. De hecho, no hay filosofía sin ciencia. Ambas tareas son dos formas de conocer racionalmente la realidad y han sido desempeñadas en muchos casos por las mismas personas: Pitágoras, Aristóteles, Descartes, Newton, Pascal...

Ciencia y filosofía son conjuntos de conocimientos verdaderos, con independencia del diferente grado de verdad que puedan conseguir y del inevitable margen de error que puedan contener. Si no fueran sistemas de verdades, su inclusión en los planes de estudio de todos los países del mundo sería una tomadura de pelo universal. Además, la Filosofía y la Ciencia se asemejan en que ambas son racionales, siguen métodos de investigación rigurosos, buscan explicaciones coherentes de la realidad e intentan resolver problemas humanos.

En cuanto a las diferencias, la línea divisoria que separa ciencia y filosofía se traza en el Renacimiento. Esa diferenciación la marcan dos elementos con los que nace la llamada ciencia moderna: la experimentación y la matematización. Por experimentación, la ciencia se ciñe al mundo material y se pregunta por el modo de ser de las cosas, mientras que la filosofía estudia lo inmaterial, lo espiritual, y persigue el sentido último de la realidad y de la vida humana.

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