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El eslabón perdido es catalán

El eslabón perdido es catalán Leo la noticia: “El eslabón perdido es catalán”, y se me dibuja una sonrisa de oreja a oreja.

El bisabuelo de la humanidad, Pau, un Pierolapithecus catalaunicus hallado hace un año en Els Hostalets de Pierola (Anoia -Barcelona-) es uno de los eslabones perdidos más importantes en la evolución desde los monos cuadrúpedos hasta los humanos bípedos. Se trata de un antepasado común de los humanos y de los chimpancés, gorilas y orangutanes. Medía poco más de un metro y pesaba unos 35 kilos, su dieta se basaba en frutas —un dato deducido de la forma de sus dientes— y quizá en insectos, otros vegetales y de vez en cuando en animales vertebrados de pequeño tamaño.

Pau tenía la parte inferior de la espina dorsal rígida, una peculiaridad que, unida a la curvatura de las costillas, los huesos de la muñeca o el emplazamiento de los omóplatos, le facilitaba trepar a los árboles. Su esqueleto muestra además signos de que evolucionaba hacia la posición erguida, aunque no puede afirmarse que andara a dos patas. El cráneo del fósil es similar al de otros simios antropomorfos: cara corta y estructura de la parte superior de la nariz en el mismo plano que los ojos. También se pueden apreciar rasgos más primitivos, como unos dedos de los pies cortos y tener la cara en pendiente, esto hace pensar a los científicos catalanes que varios de los signos que identifican a esta especie y al resto de los simios surgieron por separado y quizá más de una vez en la línea evolutiva. Los investigadores opinan que esta especie proviene de África y que debió llegar a la Península Ibérica a través de Oriente Próximo. Se ubicó en Cataluña, que en esta época tenía un clima tropical, los Pirineos se estaban formando de terremoto en terremoto y el Mediterráneo aún no existía. El mar Tethys ocupaba su lugar, aunque con una silueta distinta, y en sus orillas crecía una selva cálida y húmeda, llena de vegetación, parecida al hábitat actual de los orangutanes en Borneo.

Lo que me ha hecho gracia de esta noticia, de indudable valor científico, es su tratamiento: la atribución a un fósil de una nacionalidad inexistente hace 13 millones de años, la descripción de “cómo era Cataluña en el Mioceno”. Opino que lo correcto habría sido titular que el eslabón perdido se ha encontrado en Cataluña y describir el territorio que hoy es Cataluña, no esa Cataluña remota de la Prehistoria. Me temo que son los efectos de un catalanismo llevado hasta el esperpento.

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